El caso del señor Mauro Flores resultó ser un fraude, la “nave extraterrestre” en realidad era una maqueta colgada de un hilo. El “físico” Mario Torres Luján siempre defendió la veracidad de las fotografías, Jaime Maussán se negaba a aceptar que fueran un truco a pesar de los análisis que mostraban el hilo del que colgaba la maqueta, pero los vigilantes (Carlos Clemente y Pedro Ramírez) tenían claro que todo era un montaje... Lo más interesante de todo esto es: ¿quién estaba detrás de este fraude? En algún momento los vigilantes comenzaron a pensar que el “caso Mauro Flores” era una creación del entonces director de la revista Contacto OVNI: Mario Torres Luján.
EL AVISTAMIENTO
Dice Mauro Flores que el primero de septiembre de 2001 sintió la necesidad de ir a Tepoztlán, se trataba de un extraño llamado, “un impulso que me animaba, que decía ¡vamos, vamos!, no sé ni cómo.” Así que rápidamente preparó una maleta con agua, gorra, lentes y una cámara fotográfica. Pero los misteriosos acontecimientos apenas comenzaban.
Según su testimonio, ni siquiera se le podría considerar un fotógrafo aficionado, tomaba fotografías muy de vez en cuando. Aquel día Mauro tuvo problemas con su cámara, así que su madre le prestó una. Mauro compró un rollo de doce exposiciones y se lo colocó a la cámara: “quien sabe de dónde me salió la capacidad de armar la película e instalarla. Yo nunca jamás había puesto películas de este tipo, siempre de los rollitos que se instalan y no hay que hacerles nada. Pero de este tipo de cámaras jamás.”
Mauro calcula que llegó a Tepoztlán a eso de la una de la tarde, en cuanto compró una botella de agua se dirigió a las montañas. No se imaginaba lo que viviría más tarde.
Pero no nos adelantemos y veamos lo que expresó sobre el recorrido: “fue uno de esos días en que estaba totalmente solo, hasta sentí una especie de escalofrío, porque se veía muy tenebroso, porque incluso se veía como neblina y se sentía un frío que bajaba de las montañas. Con todo y eso continué subiendo, empecé a tomar fotografías del pueblo a la entrada de las montañas y luego hacia adentro de algunas partes que logré fotografiar del recorrido. Sentí un poco de temor, porque estaba muy solo, a pesar de que me gusta la soledad, pensé, es demasiado extremoso este silencio, esta calma está muy rara.”
Dice el testigo que tomó dos o tres fotografías estando en las montañas (recordemos que su rollo sólo era de doce exposiciones y que ya había tomado otras fotografías a la entrada de las montañas) y que después se encontró con siete u ocho norteamericanos (tres adultos y tres o cuatro niños). Descansó un rato con ellos y siguió su camino.
¿Qué hora era cuando vio la nave? “eran como las tres de la tarde, entre dos cuarenta y cinco y tres de la tarde, no estoy muy seguro, porque no recuerdo, la verdad. Yo más o menos veía el reloj, pero veía una hora y luego al rato, veía otra, pero no me concentraba mucho en el tiempo.”
Pero ¿cómo fue el avistamiento? Así se lo describió a Mario Torres Luján (Contacto OVNI No. 112): “Cuando yo llegué al desfiladero de esa parte, me cautivó, porque en esta parte se ve el pueblo y en parte se ve un cerro que yo no sabía que le llamaban el cerro del OVNI. Es un cerrito que tiene un domito parecido a la nave que vi. Me quedé unos instantes frente a él viendo la conformación de las montañas, las caprichosas figuras que tienen, y mientras estaba descansando y observando el paisaje, escuché un ruido parecido a... como entre... es difícil de explicarlo porque esos sonidos casi no... bueno yo jamás los había escuchado en ninguna parte. Es una mezcla entre vuelo de avispas, un enjambre grande y una turbina de avión, pero con silenciador, es una cosa muy extraña, pero no le di importancia al sonido.”
¿No le dio importancia a un sonido parecido a un enjambre grande de avispas? En fin, sigue el testigo:
“Sí me llamó la atención, cuando volteé hacia la cañada, vi lo que me pareció que era un globo metálico; pero me le quedé observando, cuando se movía lentamente por la cañada hacia el frente, vi perfectamente que era muy aplanado, no parecía como un globo, nada esférico (...) ya cuando lo vi más cerca me di cuenta de que no era un globo, que era otra cosa, a veces me cuesta trabajo encontrar las palabras precisas; era una nave prácticamente, pero de momento dije, pues es un globo.”
Continúa diciendo que no sabía si echarse a correr o desmayarse: “porque sentí que se me bajó toda la sangre desde la cabeza hasta los pies, sentí bastante frío en todo mi cuerpo, se me nubló la vista, sentí que me iba a desmayar, no sabía si caerme o echarme a correr (..) o ponerme a rezar o a llorar o a reír, la verdad.”
A pesar de sus emociones y de las reacciones físicas que experimentó, Mauro pudo controlarse y comenzó a fotografiar el platillo volador. Curiosamente, a pesar de su vista nublada pudo hacer muy buenas tomas, nueve en total.
Según Mauro los norteamericanos con los que había descansado también pudieron ver y fotografiar la nave. Mauro y los otros testigos guardaron sus cosas y se fueron lo más rápido posible: “Como que ya sabíamos que teníamos que desaparecer rápido antes de que pasara algo.” Una vez que Mauro bajó de la montaña se fue a su trabajo (velador-vigilante). Sus compañeros lo notaron raro, por ello comenzaron a hacerle bromas, pero él nada les contó. Pensó en revelar el rollo con alguien de confianza, pero al no contar con amigos fotógrafos se vio obligado a acudir a un laboratorio. El mismo Mauro, sin haberlo hecho antes, logró quitar el rollo de la cámara.
Mauro Flores y Mario Torres Luján
La primera idea de Mauro fue no dar a conocer lo que había vivido, pero después pensó que la gente tenía que ver esas fotografías, así que cuando vio pasar a un reportero de Televisa Cuernavaca, se acercó a mostrárselas. De inmediato causaron impacto. El reportero las videograbó y esa noche –según el testimonio de Mauro- las pasaron en un noticiario. Las personas de Televisa Cuernavaca le dijeron a Mauro que viajara a la Ciudad de México y que le mostrara las fotografías al productor del programa “Vida TV” (un programa matutino de revista). Mauro así lo hizo, entonces el productor Alexis Núñez lo invitó a participar en el programa. Durante la emisión presentaron a Mauro con Maussán.
MAURO, EL CIENTÍFICO
Torres Luján presentaba a un Mauro convencido de que la nave había posado para él (puesto que los extraterrestres difícilmente se dejan ver, o si se presentan lo hacen a la distancia o con movimientos demasiado rápidos). Pero no sólo eso, Mauro, que (al igual que Torres Luján) no había estudiado ciencias, ahora comprendía temas de biología, física y química:
“Después del avistamiento me empezaron unas ideas con respecto a la conformación de la materia. Esto tiene que ver mucho con el campo que tú manejas, que es la física, sobre la energía haciendo la conversión a la materia y de la materia a la energía. Cosas muy curiosas que quizá ahorita se me van de la mente, pero sí he tenido mucha lucidez en cuestión de entender muchas cosas que están estudiando la física cuántica con respecto a la primer ley fuerza que pone en actividad el electromagnetismo y la gravedad, y las fuerzas débil y fuerte nucleares (...) yo sólo había visto las portadas de algunas revistas que hablaban acerca de la era atómica, de la relatividad de Einstein, pero no había ninguna explicación, incluso decía la revista, que la gente de este tiempo no tiene todavía una explicación para esta ley que pone en actividad las cuatro conocidas por el hombre y que anhelaba descubrir una que englobe las cuatro conocidas universalmente. Y a partir de esta experiencia he estado tratando de comprender eso que le está haciendo falta a la ciencia cuántica sobre esta ley principal. El principio que pone en actividad las cuatro conocidas (...) ahorita lo único que tengo en mente es divulgar este avistamiento a todos los niveles y posteriormente, quizá, hacer una recopilación de todas las deducciones que me han ido surgiendo a raíz de esta experiencia con respecto al Universo...”
LOS VIGILANTES DESCUBREN EL FRAUDE
Carlos Clemente se enteró del caso antes de que Mauro y Maussán se encontraran en “Vida TV”, ya que los vigilantes de Cuernavaca habían visto las fotos en el canal local de Televisa. Clemente deseaba tener los negativos tanto para analizarlos como para hacerse de una idea más exacta del avistamiento (Mauro no era muy claro al respecto, no sabía en qué orden acomodar las imágenes).
Al intentar obtener el negativo original, Clemente descubrió que Mauro había ido a un laboratorio (en el centro de Cuernavaca) con las fotografías pegadas en papel cascarón, para que –a partir de éstas- le hicieran un negativo. Entonces Mauro afirmó que no recordaba dónde había revelado el negativo original; posteriormente “lo recordó”; así, Enrique Kurt pudo ir a investigar.
Ya que Mauro le proporcionó los negativos originales a Maussán, los vigilantes los llevaron a analizar con Javier Niebla de Custom Colors.
Clemente, en una entrevista aparecida en Contacto OVNI No. 113, dice: “Quiero aclarar que no se escanearon de la manera tradicional, estamos hablando de un escaneo de alta resolución del negativo. Ellos metieron a un escáner digital especial para negativos, y él nos comenta que fue a 5000 datos por imagen o sea una alta resolución para este tipo de trabajos.”
No se encontró evidencia de manipulación digital: “Porque al revisar el grano, encontraron que el grano era el mismo en todo el negativo, es decir que era el mismo en el OVNI, en las flores, en todos lados, es decir que no había una sobreposición del otro objeto, que el OVNI ahí estaba.”
Al analizar los bordes de los diferentes elementos fotografiados notaron que el platillo volador no estaba tan lejos como aseguraba Mauro.
Sobre el hilo, Clemente comenta: “Después no fue tan difícil ver en las otras fotografías el hilo, cómo salía del objeto, porque al contrastar la imagen y oscurecerla aparecía el hilo perfectamente. A simple vista se veía, pero cuando contrastabas la imagen y saturabas el brillo, es decir la oscurecías, se veía más el hilo. Entonces ya no hubo más que hacer lo mismo con todas las fotografías. En todas las fotografías el hilo aparecía siempre en el mismo lugar, y se perdía fuera del negativo.”
Para Torres Luján (como veremos más adelante) el hilo no era sino un rayón en el negativo. Clemente sobre esa posibilidad expresó que sí la tomaron en cuenta: “Obviamente que también tuvimos la duda de que si se trataba de algún rayón o algún desperfecto. ¿Iba a existir siempre en el mismo lugar?, ¿o iba a estar siempre en la misma forma? Se revisaron algunos rayones que tiene el negativo y sí hay algunos, por ejemplo debajo de una fotografía, porque no en todas está, se ven unos pequeños rayoncitos abajo, pero son no lineales y empiezan en un punto y terminan en otro y no atraviesan el negativo, se ven totalmente diferentes. Lo curioso aquí, fue que el hilo siempre parte del punto medio del OVNI hacia arriba y fuera del negativo, es decir estaban colgándolo con algo y pues obviamente el hilo sigue, por eso descartamos que fuera un rayón.”
Tanto Clemente como Pedro Ramírez deseaban hacer un truco similar, estaban planeando ir a Tepoztlán con una maqueta de platillo volador (tipo Billy Meier), la colgarían de un hilo y le tomarían fotografías; así mostrarían que es posible obtener imágenes como las de Mauro Flores. No sé si llevaron a cabo sus planes.
¿UNA FOTOGRAFÍA TOMADA DE FORMA INDEPENDIENTE?
Aunque los análisis de Custom Colors eran claros, Maussán seguía sin aceptar que Mauro estuviera dando gato por liebre (maqueta por nave extraterrestre). Esto hizo que hubiera cierta tensión entre Maussán y los vigilantes. Este desacuerdo se hizo más fuerte cuando apareció una fotografía tomada supuestamente por un testigo independiente.
Ya vimos que Mauro mencionó que –durante el avistamiento- con él se encontraban los norteamericanos y que éstos también llevaban cámaras fotográficas, sin embargo, la supuesta fotografía independiente fue tomada desde otro punto: la base del Tepozteco. Esta fotografía apareció en el número 113 de la revista que dirigía Torres Luján.
Para Maussán esto ponía en duda los resultados del laboratorio fotográfico. No para Clemente. El mismo Torres Luján escribió sobre este punto: “El hecho de que haya ‘aparecido’ otra fotografía del mismo OVNI pone en seria duda las evaluaciones que el equipo de Jaime Maussan había hecho del caso. Sus conclusiones tendrán que revisarse y así lo ha visto Jaime Maussan. Sólo falta que su equipo reconsidere la posibilidad de que las fotografías de Mauro Flores sean auténticas.”
Torres Luján escribió artículos en los que siempre trató de enmendarle la plana a los vigilantes (“los pseudoinvestigadores cometieron varios errores que reflejaron al declarar que el caso es un fraude”). Afirmaba que “el hilo” no era otra cosa que un rayón, y que, de hecho, podían verse muchos más rayones en las imágenes.
Pero ¿de dónde salió la fotografía del supuesto testigo independiente?
El autonombrado físico dice haber ido varias veces a Tepoztlán para investigar el caso. Primero descubrió que otras personas habían sido testigos de este mismo avistamiento pero que no deseaban dar a conocer su testimonio. Así fue como pudo llegar hasta un hombre que aseguraba haber obtenido una fotografía de un platillo volador ese día, en palabras de Torres Luján: “Mientras Mauro Flores tomaba sus fotos al objeto que flotaba sobre el precipicio, el otro testigo lo hacía simultáneamente desde su parte inferior.”
Desgraciadamente el testigo -un habitante del lugar- no deseaba que se conociera su identidad; por tanto tenemos una foto anónima (imagen muy conveniente, además). Torres Luján, sobre la actitud del testigo escribió: “Existe bastante hermetismo por parte de la gente del pueblo, esto se debe quizá a las costumbres locales de la gente del pueblo, pero también se debe a otras razones. De hecho hay una serie de prejuicios contra Jaime Maussan y su equipo. Existe la consigna de la gente del pueblo de no darle ningún tipo de material a Maussan, ya sean fotos o video.”
Se supone que aquel primero de septiembre el testigo anónimo tomó la foto aproximadamente a las tres de la tarde cuando caminaba en el Tepozteco, también se supone que el testigo nada sabía de las fotos de Mauro Flores.
Torres Luján analizó las fotografías de Mauro, pero no comentaré sus resultados (quien lea este artículo verá que no sería más que una pérdida de tiempo). No sé si también “analizó” la fotografía tomada por el “otro” testigo.
El entonces director de Contacto OVNI prometía seguir investigando el caso: buscaría más testigos y más fotos independientes, a Mauro se le sometería a regresiones hipnóticas (al parecer el “testigo” –sin saberlo- estaba en comunicación con los extraterrestres y eso se descubrió al llevarlo a la Facultad de Psicología de la UNAM), también prometía “una gran sorpresa”.
Como mencioné al principio, las preguntas que llaman mi atención son: ¿fue Mario Torres Luján el creador del “caso Mauro Flores”?, ¿quiso el “físico” crear un caso “perfecto” (con testigos y fotografías independientes)?, ¿había escasez de casos espectaculares para publicar en su revista y por ello creó este caso?
Mario le dio mucho espacio en Contacto OVNI, incluso (como se ve en las imágenes) utilizó una de las fotografías del señor Flores en la portada del primer número de su nuevo proyecto: la revista Archivo OVNI (en ésta se hace patente lo de la escasez de casos, pues prácticamente todo lo aparecido en ese número es basura ufológica).
REFERENCIAS
Torres Luján Mario, ¡Espectacular avistamiento en Tepoztlán!, Contacto OVNI No. 112, Mina Editores, México, Febrero de 2002.
Jiménez Roberto, Entrevista a los vigilantes (segunda parte), Contacto OVNI No. 113, Mina Editores, México, Marzo de 2002.
Torres Mario, Encuentro con un OVNI en Tepoztlán, Contacto OVNI No. 113, Mina Editores, México, Marzo de 2002.
En este enlace Carlos Clemente habla del "caso Mauro Flores".
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